La metodología del aparato tecno-industrial deja en claro que detrás de su cara de desarrollo y progreso se esconde únicamente el afán de lucro en el esquema de mercado, donde si tienes dinero puedes comer, y si eres campesinx, debes meterte en la era de los transgénicos, donde en muchos países la población se ha visto obligada por los Estados y las empresas a usar los llamados paquetes tecnológicos ofrecidos por multinacionales de la “alimentación” como Monsanto, y donde la sabiduría popular del campesinado se ve tumbada a la hora de no poder siquiera conservar las semillas de cada cosecha, hay casos de países en Latinoamérica bien claros (Colombia, México).

En los sitios donde existían cultivos tradicionales, se ha pasado a cultivos de mercado como la soja y el maíz transgénico (destinado a engordar animales para comerlos luego), culpables directos de deforestación, desaparición de flora silvestre y hábitats de infinidad de especies que se les hace difícil o imposible sobrevivir en monocultivos donde terrenos antes heterogéneos se han convertido ahora en triste paisaje de miles de hectáreas de cultivos uniformes.

Empresas como Monsanto, Cargill, Syngenta, tienen que ver con la experimentación animal, ya que existen animales transgénicos para poder explotarlos más en cuando a la llamada “producción de carne, leche o huevos”.Consumir transgénicos está directamente relacionado con la explotación animal y la perpetuidad de ella.

Hagamos que la alimentación sea un acto político y cotidiano, “ser veganx” y comer transgénicos va reñido con el cambio de una ética que muchas veces tiene a la alimentación como primer paso a la hora de rechazar prácticas especistas.

Asamblea Antiespecista de Barcelona.

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